Qué voy a contaros que no sepáis de mí. Amante de los míos, especialmente de mi mujer, a la que no entiendo ni nunca entenderé. Ciclista urbano, aficionado a las motos, a los libros, a los ordenadores, a los gatos, a la buena mesa y al buen vino.

Si alguien preguntase sobre mí a los que me conocen, dirían que soy, además, algo friki, bastante insociable, a veces hirsuto, casi siempre aburrido y un plasta para ir de fiesta. Acertarían seguro.

Atraído siempre por mundos abstractos y marginales que a casi nadie más interesan, casi siempre he llegado tarde a casi todo y siempre he tenido la desconcertante sensación de que todo el mundo juega a un juego del que nunca me explicaron las reglas.

De alguna manera soy -y siempre seré- el Hombre Desconcertado.