Una de series: Daredevil
Me gusta lo que Marvel está haciendo con sus héroes: pasarlos a «series serias». Desde mi perspectiva la puerta la abrió la película de «Watchmen», dando esa profundidad humana a superhéroes cansados y desencantados y mezclándola con una estética de cine negro molona. La receta funcionó y ahora tenemos series que están a la altura, como la de Jessica Jones o, la que ahora quiero comentar: Daredevil.
Dan Defensor, que así se llamaba cuando yo era niño -que de alguna manera tenían que justificar en la traducción las dos D en el pecho del personaje-, era mi superhéroe favorito . Punto. No tenía especial fuerza, no tenía superpoderes más allá de su superoído y «sentido del radar», cosas que yo no cambiaría por el sentido de la vista sumado a la horfandad, si a eso vamos, pero se enfrentaba con éxito a supervillanos. Era, además, abogado y peleaba por la justicia también en su vida pública. Me encantaba. No sé si fue culpa suya o de algún tipo de resonancia con alguna cuerda desafinada de mi interior pero fue el primero de una serie de héroes con dificultad añadida («handicapados» que se dice ahora) que han sido siempre mis héroes preferidos: el frikie con-la-picha-hecha-un-lío de Peter Parker -del que me sobraban sus rollos con las chicas, que en aquél entonces quedaban aún lejos de mi horizonte-; el ex-esclavo viejo y traumatizado de Lupe de Cazaril; el enano odioso y tierno de Tyrion Lannister y el mejor de todos: el enano con huesos de cristal de Miles Vorkosigan… entre otros.
Ha sido, pues, algo difícil el comenzar a ver la serie por miedo a la caída del mito pero me he zampado la primera temporada en dos fines de semana y me alegro mucho de haberlo hecho.
La serie sigue la receta arriba mencionada: estética y formato de cine negro con super-héroe y super-villano por medio. El reparto muy bien escogido.
Los héroes:
-Matt Murdock, el héroe, un tanto blandito pero buscado así intencionadamente, creo.
-Franklin Foggy Nelson perfecto. Encaja magníficamente con el recuerdo que tenía del personaje sobre sobre papel.
-Karen Page magnífica también. Han buscado una actriz no excesivamente «decorativa», pero sí muy eficaz en su papel que adquiere un rol mayor que el personaje original que contrapuntea de maravilla a los anteriores.
Los villanos, por su parte son, malvados «corrientes». Mafiosos y delincuentes comunes sin más superpoder que su maldad, salvo Willson Fisk (A.K.A.: Kingpin), que destaca sobre todos los demás. Hay que esperar hasta el capítulo 7 u 8, donde se explora su infancia, para que el personaje cobre protagonismo. Tenemos un villano malvadísimo al que odiamos y comprendemos al cincuenta por ciento. No entro en más detalles por no hacer espoilers pero es, quizá, el mejor personaje de la serie. Ya me contaréis si estáis de acuerdo o no.
En cuanto al guión se podría resumir en «Una búsqueda de las fronteras entre el bien y el mal». Todos los personajes principales bailan en esa dicotomía de manera que aquí no voy a contar (spoilers otra vez) pero que hacen que como espectador pases de compadecerlos a animarlos y a odiarlos para luego volver a compadecerlos de capitulo a capítulo. Toda la serie, desde la iluminación o su ausencia, a los decorados pasando por, por supuesto, los diálogos, se basa en esta lucha.
Inmersos en esa lucha, los personajes mantienen su simpleza de personaje de TBO… que se torna en complejidad cuando escarban en ella. Eso, quizá, es lo que más me ha gustado de la serie: Todos comienzan muy puestos en su papel, como personajes de comic que son: yo soy el bueno, yo soy el malo, etc. pero capítulo tras capítulo se replantean por qué soy lo que soy y qué es lo que quiero ser.
La serie no es impecable ni mucho menos pero no es mi manera el resaltar todos los defectos al estilo «a mí no me la dan» que tanto se usa entre los habituales serie-videntes: Hay capítulos que son un tanto «de relleno»; hay escenas un tanto manidas; hay actitudes infantiles en todos los personajes que llegan a desentonar con el tono oscuro y serio del conjunto; hay personajes que no se sabe muy bien qué pintan (aunque siempre queda la posibilidad de explorarlos en otras temporadas, claro), etc. etc. Sin embargo son males muy menores.
Siendo de super-héroes, no es una serie «de acción». Las escenas de lucha están magníficamente coreografiadas y en su justa dosis y a destacar cómo el super-héroe queda hecho unos zorros después de cada pelea (¡ya era hora!).
En resumen: Me ha gustado. Sólo hay una temporada, por lo que no supone ninguna apuesta imposible el iniciarse a verla. Probadlo, cuando menos no os arrepentiréis.
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