Romance de Don Galbru y la Bella Paula

Este texto ha sido encontrado en unas excavaciones arqueológicas de la provincia de Albacete. Parece ser un romance del Siglo XIV, aunque los expertos no se ponen de acuerdo porque en él aparece 15 veces la palabra McDonalds y además estaba dentro de una botella de Mahou 5 estrellas. El texto íntegro aún está siendo traducido por los expertos, pero una primera aproximación dice así: 
Don Florencio, el castellano,
a la almena se ha subido 
despeinado y con ojeras
por lo poco que ha dormido 
«¡Qué ha pasado, vive el cielo! 
¿Que es todo es ruido?» 
-Ruge fuerte el castellano 
varonil con voz de pito- 
«¿Es que han roto el silencioso 
de sus burras Lepri el fino 
y el largo don Maquinolo 
en apuesta sin sentido? 
¿Qué jinetes del infierno 
cabalgan con desatino 
y no descansar nos dejan 
a nadie en todo el castillo?» 
Badajodense, el guardia, 
tras de su escudo escondido 
asustado por las voces 
que don Florencio ha emitido 
le responde con prudencia, 
que es de pueblo y sabio el jodío: 
«Non las burras lo emiten, 
ni apuestas, ni tronido, 
ni son las nubes del cielo 
ni la tierra se ha movido. 
Es don Galbru enamorado 
que bajo el balcón ha parido 
una tal serie de cantos 
que los empastes me ha movido.» 
«¿Enamorado?¿Enamorado?» 
-clama don Florencio bravío- 
«Non parece tal la cosa 
sino de foca en celo el berrido. 
Que me vibra la mi cabeza, 
y me aturde el mi oido 
y a Doña Dely no la encuentro 
que del susto se ha escondido. 
¡Calle al punto ya ese loco! 
¡Que se calle ya ese tío! 
Id y dadle lo que quiera 
¡Pero que se calle, Dios mío!» 
Es aún muy por la noche 
et ya parten del castillo 
Toledana, Burbujita, Bruji, Pin 
y otros más que yo me olvido 
a encontrar al buen Don Galbru, 
a que cese en sus aullidos. 
«Buen don Galbru, buen don Galbru, 
¿qué coño te pasa tío? 
que enloqueces a las cabras 
et las vacas et gorrinos 
con tales voces et lamentos 
que nunca nadie ha medido 
en la escala decibelios 
como los que tú has emitido. 
Descansar todos queremos 
de las rutas y caminos 
que ficimos con las burras 
mil kilómetros con este frío. 
Mas descansar aún no podemos… 
ya está bien, ¡Calla, jodío!»
«¡Ay de mí! ¡O miseria!» 
-Sigue aullando el tío- 
«Bella Paula, Bella Paula, 
¿Dónde estas tú, amor mío? 
Que te busco y que te canto 
los boleros de Los Brincos, 
de Manzanero y Los Panchos, 
y los principales cuarenta y pico, 
mas, mi amor, ya no te hayo 
ni ya tu perfume aspiro, 
pues te fuiste dando saltos 
con la mano en los oídos 
cuando comencé con mi canto 
y no me oyes, pues me han dicho 
que de tanto correr has roto 
las barreras del sonido.»
Con todo mi cariño, Contramaese.







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