Te he visto otra vez rondando mi vida y la de los míos, Vieja. He vuelto a oler cómo intentas disfrazar tu olor a podrido con desinfectantes. He vuelto a ver tu sucio rastro en esos largos pasillos pintados de colores tristes, en esas bandejas de comida insípida, en esos tubos de plástico. Tu asquerosa figura se agazapa entre los sillones de todas esas salas de espera y puedo ver tus putas huellas en todas esas máquinas de café.
Pero esta vez no he oído tu risa, Vieja.
Dicen que te ríes cuando tu momento llega, que te encanta dar un paso al frente en el viejo escenario. Dicen que lo que más te gusta es ver cómo todos recuerdan lo que hacían en el momento de tu salida a escena.
Al final tendrás tu momento. Tendremos esa cita a ciegas. Volveré a oler el asqueroso aliento del beso de esa desdentada boca abierta. Pero no ha sido hoy.
Hoy no, Vieja.

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