¡Caramba con los moteros!
Esas caritas de niños ilusionados…
A veces parece que nos pasamos el día dándonos jabón y pasándonos la mano por el lomo los unos a los otros… venga birras y venga aplausos. Quien nos vea….
Pero ¡caramba! (por ser clásico en la interjección) dejadme hacer una reflexión: Uno se pasa la vida desarrollando y puliendo una imagen, una máscara que lo acerque al mundo y, al mismo tiempo, lo defienda convenientemente de sus agresiones. Nos pasamos meses enteros de nuestra vida vistiéndonos y acicalándonos para que los demás crean de nosotros lo que nosotros creemos que los demás deben creer de nosotros… día tras día, mes tras mes, año tras año… hasta el cansancio. Nos cansamos de ser siempre los mismos, del peso de nuestra propia historia personal, de ser responsables y de llevar siempre, siempre ese disfraz, esa máscara encima….
Y de repente ¡caramba! se produce una especie de alquimia cibernética: un grupo de gente que no se conocen entre sí, se agrupan en uno de los miles de sitios que hay en la red sobre motos, gente que, a veces, ni siquiera tiene moto y que a veces ni siquiera es amante de las motos… y se cambian la vida los unos a los otros.
Nada escandaloso, nada drástico, pero se la cambian. Hay quien visita Madrid en tres meses más que en toda su vida, hay quien vuelve a dormir en tienda de campaña otra vez después de 20 años, hay quien sale de su cueva y sonríe a los demás y, sobre todo, sobre todo, hay quien se siente hermanado y alegre como hacía tiempo que no ocurría…
Por mi parte no sé quién sois, no conozco vuestro nombre «real», no sé en qué trabajáis ni cuáles son vuestras penas y alegrías habituales. No conozco vuestras máscaras. Ni me importa. Cuando nos vemos «llevamos la cara de sonreir puesta», distinta total de la cara cotidiana… de la cara «real». Pero ¿cual es más real? ¿esa cara cotidiana, pulida desde hace años hasta el punto que se hace difícil distinguir dónde empieza la persona y dónde su armadura?¿o esta cara de niño ilusionado con la que os he visto a todos en algún momento en las pocas veces que hemos coincidido?¿cual es más auténtica?
¡Caramba con los moteros! que no me han pedido nada, que me han aceptado así, tal cual, que se han reído de mis chistes y en sus caras ha resonado mi sonrisa…
¡Caramba con los moteros! que no esperan nada de mí, salvo que desnude esa sonrisa que hacía tanto que no veía la luz…
¡Caramba con los moteros! que me han hechado ya más de una mano por que sí…
A veces, sí, parece que nos pasamos la vida dándonos jabón los unos a los otros y pasándonos la mano por el lomo, pero ¿qué hacer cuando todo lo que está ocurriendo te está, de alguna manera, desarmando, desnudando?¿Cómo lo agradeces?¿A quién, si no los conoces?
¡Caramba con los moteros!
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