Confirmado. Ya es oficial. El pobre Sanguinolento Romeo estaba de los nervios aquél día.
Hoy he descongelado y cocinado los filetes de cabezón, aquellos que se pidieron con un:
«Me pones dos cabezones, uno entero y otro a filetes»
y se sirvieron a golpe de :
«Los filetes hay que cogerlos de las bandejas, que ya los tenemos cortados, pero no se preocupe, para que no se moleste yo se los corto ahora mismo, señora»

y los filetes los había que tenían tres dedos en un extremo y transparentes en el otro. A alguno se le notaban los golpes de la cuchilla con más de un centímetro entre golpe y golpe…

Me preocupa el pobre hombre. Si no tiene más cuidado con la cuchilla acabará sirviendo filetes a mi dueña al grito de «Manco, sí, pero manco enamorado»…