He comentado con un compañero esto de que he iniciado otro blog «en internet». Me ha preguntado de inmediato que cuántas visitas tengo.
-Ni idea tío, no le he puesto contadores.
-¿Para qué lo pones en Internet si no sabes si la gente lo lee o no?
-Bueno… siempre habrá quien deje comentarios…
-¡Bah! Eso es una tontería, cuando uno publica lo que quiere son lectores.
Y con eso se acabó la conversación.
¿Quiero lectores? ¿Escribo para tí, que estás leyendo esto? ¿Escribo para mí, para sentir que dejo algún tipo de huella en este mundo?
Escribir es un intento absurdo de engañar a la muerte. Cuando escribes permaneces. Aunque sea en unos pocos cientos de bytes perdidos en algún disco duro escondido en alguna parrilla de servidores de ni se sabe dónde.
Creo que no voy a poner contadores. No necesito ese numerito que refrende lo estúpido o lo válido de mi esfuerzo. Si queréis, dejad comentarios. Si no, pues vale, ojalá que os haya gustado lo que habéis leído.