Bailando sin música, en aquél parque de invierno, qué frío hacía, sin luz, de noche. ¿Recuerdas?
Jugábamos a ponerle nombre a estrellas que ya lo tenían desde hace milenios.¿Recuerdas?
Dos pasitos a la izquierda, uno a la derecha. Bailando sin música bajo la luna en aquél parque de hielo. Mis manos en tus caderas, las tuyas en mi cuello. Qué frío hacía.
Un beso torpe y avergonzado sobre tus labios fríos. Tenías los labios fríos en aquél parque de invierno. Llevabas un abrigo de paño largo, yo botas militares y pelo corto.
Qué ceniza fría giraba con nosotros frente a la hoguera pequeña y vulgar que encendió la chispa de aquél beso. Cómo notar lo pequeño e impotente que era aquello que entonces nos quemaba por dentro. ¿Qué podía hacer aquél beso en aquél baile silencioso, frente a todo lo que vendría luego? Cuánta vida contra él. Cuánta historia y futuro tenía en su contra aquél momento.
Rodeó el frío nuestro beso, se perdieron los nombres de las estrellas, nunca sonó música para nuestro baile. Besos de otros labios, en bailes más sonoros de noches de verano llegaron y crecieron. Bailes que se alimentaron con vida y con muerte, con historia y con tiempo.
Qué torpe era nuestro baile y qué pequeño nuestro beso.
Qué frío de ceniza de estrella apagada y sin nombre rodea ahora aquellos recuerdos.