Y pues de extraño talante me encuentro, aquí tenéis otro microrelato. Me interesa este género, esta especie de haiku en prosa.

EL BAÑO

El mármol es frío bajo la piel desnuda. Con el tiempo llega a quemar y a doler, en los talones, en las nalgas. El balanceo del cuerpo ayuda un poco, pero el frío va llegando a los huesos implacable e indiferente, como el sonido del grifo que gotea y resuena entre los azulejos.
Hace rato que no gime porque no soporta oírse a sí misma. Sólo se balancea izquierda y derecha una y otra vez, sobre las nalgas desnudas y heladas. La saliva se mezcla con las lágrimas sobre las rodillas desnudas que abraza con fuerza y muerde con rabia.
Pronto tendrá que salir, volver a enfrentar el afuera sin haber decidido aún entre el dolor rabioso del abandono o el seco y polvoriento de la ausencia.
Un rayo de sol, desviado por el espejo, calienta su mano izquierda, una lágrima caliente rueda por la derecha.