A veces los fantasmas te asaltan en noches como ésta. A veces un medio perfil entrevisto en una cafetería por la mañana remueve en la noche las imágenes y los sentimientos muertos hace tantos años. A veces parece que deseas hablar con los muertos.
Por eso has tocado otra vez el vaso con el dedo invocándola de nuevo en esta especie de Ouija solitaria, morbosa y familiar, tratando que del viejo vacío surga alguna respuesta, pero no ha habido más movimiento del vaso que el ir y venir entre la mesa y tus labios ni otra amarga respuesta que las salpicaduras de alcohol sobre el tablero.
Ni siquiera tienes claro aún, tú, el maestro de tantas ceremonias, cuál es la pregunta que lleva su nombre ni si el vaso señala alguna dirección distinta a la que conduce al olvido…